viernes, 30 de noviembre de 2012

Fines de semana por Guadalajara

Como ya os comenté en el anterior post, apenas he salido de Jalisco este mes.

La siguiente visita fue al Pueblo Mágico de Tapalpa. Sin duda un lugar precioso, donde el frío y la leve niebla hacen de este pueblo algo más especial y con más encanto. Muy chiquito, pero lindo y digno de visitar, y si te pilla el frío, a tomar un rico atole que te mantenga "calientito". Por los alrededores hay cascadas y naturaleza por visitar. Como se nos hizo tarde y el clima no acompañaba, tuvimos que dejar de lado las cascadas y vimos solo "Las Piedrotas", creo que os podéis hacer una idea de por qué se llaman así, ¿no?



El siguiente fin de semana fuimos a escalar por los alrededores de Zapopan, exactamente a "El Diente". Fuimos un grupito, guiados por Víctor, quien manejaba bastante bien lo de la escalada. Tras la aventura, tocaba descansar y reponer fuerzas, así que optamos por una Mega Pizza y unas peliculitas.




Para la siguiente semana, estábamos construyendo casas en Tlaquepaque, en la colonia San Martín. Fuimos con una organización llamada Techo, que se encarga de conseguir fondos y localizar zonas pobres en México que necesiten casas donde vivir. Pasamos todo el sábado, domingo y lunes, conviviendo con las familias a las que les construíamos y con el resto de compañeros que también colaboraban. Sin duda, una experiencia inolvidable.




jueves, 29 de noviembre de 2012

Día de Muertos en Michoacán

¡Hola a todos de nuevo! Regreso a mi abandonado blog... este mes no salí mucho de la ciudad, estuvimos básicamente por Guadalajara, disfrutando de nuestro último mes viviendo aquí.

Sin embargo, a últimos de octubre y primeros de noviembre vino una visita desde España, Chiwi, el amigo de mi inseparable Rochy, y organizamos un tour por Michoacán, donde se supone que el "Día de Muertos" se conserva al más puro estilo tradicional.

Pues bien, comenzamos nuestra aventura en Morelia, una ciudad preciosa, limpia, luminosa y muy cuidada. El centro era maravilloso y estaba adornado con motivos calavéricos por la festividad que se acercaba. Disfrutamos el primer día paseando de noche y probamos la famosa bebida de la zona, la charanda. Cual fue mi sorpresa cuando descubrí que el plato típico de la ciudad era el ¡¡Gazpacho moreliense!! Nada que ver con el Gazpacho andaluz, pero muy sabroso y fresquito también, hecho a base de frutas, queso y chile, delicioso.


Al día siguiente fuimos a Pátzcuaro, para evitar la masa de gente que habría al día siguiente. Paseamos por el pueblito sin más y regresamos a Morelia. 

Lo mejor estaba por llegar... la Noche de Muertos. Nos unimos a un grupo de gente e hicimos un tour por varios lugares. Comenzamos en la isla de Pacanda, donde unos niños nos bailaron el tradicional baile de viejos, donde vimos la peregrinación hacia el panteón y algunos llegaron a ver a la gente comenzando a organizar su altar, mientras les contaban historias sobre sus difuntos, les esperaba una larga noche de velada.


La siguiente isla fue la de Janitzio, a mi parecer la peor, puesto que había una gran multitud de gente, apenas se podía andar más que en fila india. El pueblito estaba lleno de puestos de comida que aprovechaban el tirón turístico de la zona para abastecerse durante todo el año. El panteón parecía más un patio de cotorras de turistas paseando como Pedro por su casa y con ancianas haciendo oídos sordos, sabiendo que se estaban exhibiendo cual mono de feria, a cambio de subsistir de esos ingresos durante todo el año. Para mí fue más un espectáculo, que el respetable ritual que en teoría debíera ser.

Después de que casi nos dejan en la isla, porque la lancha estaba zarpando del muelle, llegamos al último pueblo, Cucuchucho. Prácticamente eramos los únicos turistas, se respiraba la tradición de cada vela que ondeaba al son del viento, iluminando apenas a la gente que por allí andaba velando a sus muertos. Eran ya las 5 de la madrugada cuando llegamos al panteón, algunos dormían, otros hablaban entre ellos a susurros y otros se arropaban como podían y calentaban sus cuerpitos a base de atole y café de olla, para hacer la helada noche algo más pasajera.



Terminó la noche de muertos y apenas sin dormir nos dirigimos a Uruapan. Allí vimos el Parque Nacional de Uruapan, según yo, lo único que merecía la pena allí, pues creedme, nunca vi ciudad más fea en todo México. Pero si que es un punto al que ir, se respira una gran tranquilidad en el parque, con cascadas, fuentes, lleno de árboles, a ratos se te olvida que estás en plena ciudad. Otra cosa que es obligatorio probar allí es el atole (bebida que se sirve caliente a base de maizena y saborizante a gusto del creador, ya sea fruta o dulce), está riquísimo. También es muy típico las corundas (muy parecidas a los tamales) y la morisqueta (arroz con frijoles, salsa, crema y queso).


Por último, intentamos subir al volcán Paricutín, pero por fallos de cálculo, nos fue imposible y nos quedamos a las faldas, en el pueblo de San Juan Nuevo, donde es típico el churipo (caldo con un corte especial del puerco y acompañado de tortillas de maíz negro o corundas).

Y ya llegamos a Guadalajara y despedimos a Chiwi como se merecía, con una fiesta en condiciones.